BBC
14 diciembre
2016
Depende de la edad y del tipo de persona, pero dedicar una hora al
día a hacer ejercicio es beneficioso para la salud según se ha comprobado a lo
largo de un sinnúmero de investigaciones en los últimos años.
Da
igual si se trata de un entrenamiento de baja intensidad durante más tiempo o
de ejercicios intervalos con menos duración, la conclusión es que la actividad
física es buena y la inactividad es mala.
El
problema surge cuando se combinan las dos de forma acentuada.
Un
reciente estudio publicado en el American Journal of Physiology, Endocrinology and Metabolism (el medio dedicado
a las investigaciones en el campo de la fisiología, endocrinología y el
metabolismo) comparó los efectos que se producen en el organismo entre las
personas que son activas físicamente pero que a la vez son amantes del sofá o
pasan excesivas horas sentados.
Los
resultados sugieren que una rutina de ejercicios, por más vigorosa que sea, no
logra contrarrestar el efecto negativo que produce el estar sentado por mucho
tiempo, dejando latente el riesgo de sufrir enfermedades en el corazón o muerte
prematura.
"Con
la inactividad el metabolismo se hace más lento y eso es perjudicial", le
dijo a BBC Mundo Juan Francisco Marco, profesor del centro de ciencia
deportiva, entrenamiento y fitness Alto Rendimiento
en España.
Los
investigadores de la Universidad de Texas, en Austin, estudiaron los efectos
que se producían en el organismo en un grupo de control de hombres que fueron
sometidos a períodos de mucha actividad física con otros de total sedentarismo.
Las
primeras indicaciones mostraron que el ejercicio permitía reducir los
triglicéridos, un tipo de grasa asociada a las enfermedades cardiacas que
ingresa al flujo sanguíneo después de las comidas.
Cuando
se hace ejercicio constantemente se mantiene este saludable efecto, pero cuando
se junta con una inactividad de 14 horas por día los triglicéridos permanecen
en niveles altos.
"Estar
sentado por mucho tiempo hace que el cuerpo de los hombres se hagan resistente
al ejercicio", alertó el profesor Edward F. Coyle,
uno de los líderes del equipo de investigación.
Estructura
de porcentajes
El
entrenador español explicó que al generarse una resistencia natural del
organismo a la actividad física que afecte el metabolismo puede generar graves
consecuencias.
"Lo
que ocurre principalmente es que se acumulan las grasas ya que no se
metabolizan bien, así como los carbohidratos, que vienen a ser como el
combustible que necesita el metabolismo para seguir funcionando".
"También
se segregan menos hormonas, cuesta aumentar la masa muscular y se atrofian las
articulaciones. Todo es negativo", advirtió.
"El
cuerpo humano es una máquina que está perfectamente diseñada para moverse,
entonces si no lo movemos se va atrofiando. Y el metabolismo depende de la
actividad, si no la hay no tiene incentivo para acelerarse".
Cuando
se refieren a estar sentados no se toma en consideración el tiempo que una
persona pasa en el trabajo ni el que se debe dedicar al ejercicio, sino a lo
que se hace durante las horas de ocio que se tienen en el día.
24
horas
La
distribución ideal de un día 37,5% Nueve
horas de descanso
33,3%
Ocho horas de trabajo
16,7%
Cuatro horas de ocio
8,3%
Dos horas para alimentarse
4,2%
Una hora de ejercicio
Es por
eso que Juan Francisco Marco habla de una estructura de porcentajes.
"El
tiempo recomendado de descanso en función de todas las horas del día debería
ser de un 37,5%, aproximadamente, o unas 9 horas. Todo lo que pase de ese
porcentaje contrarrestará el efecto que se gana con el ejercicio", contó.
Es
durante el descanso que el organismo trabaja más para reparar y reconstruir los
tejidos, genera hormona y todo tipo de células.
"Hay
un dicho que utilizamos mucho en el mundo del fitness
que dice que cuando entrenas te cansas y cuando descansas te entrenas".
Después
está el tiempo que se dedica a la alimentación, al trabajo y al ejercicio,
quedando unas cuatro horas para otros tipos de actividades.
"Es
en ese tiempo que hay que tratar de mantenerse lo más activos posible, sea
pasear, cocinar de pie, ir al supermercado o de compras. Cualquier cosa que
requiera movimiento".
"Lo
que hay que evitar que todo ese tiempo se pase delante de la televisión,
sentado delante de la computadora o tumbado en el sofá", resaltó.
Los
porcentajes pueden variar dependiendo de las necesidades de cada persona y no
se trata de no ver televisión, leer un libro o socializar sentado en un sofá,
pero el punto es que nunca se debe priorizar una actividad que no requiera un
mínimo de movimiento del cuerpo.